A pesar del acelerado crecimiento del sector tecnológico en América Latina, las mujeres siguen encontrando obstáculos significativos para ingresar, desarrollarse y liderar dentro de esta industria clave. Un nuevo informe elaborado por McKinsey & Company y Laboratoria destaca que la equidad de género en tecnología sigue siendo una meta lejana, a pesar de algunos avances.
Aunque el interés de las mujeres por las disciplinas STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas) ha crecido en los últimos años —con un 35% de los graduados en estas áreas siendo mujeres—, su representación en puestos de liderazgo dentro del sector continúa siendo baja. En roles similares, las mujeres ganan hasta un 24% menos y deben trabajar un 28% más que sus colegas hombres para alcanzar un salario comparable.
Las causas van desde la escasez de modelos a seguir y los sesgos en procesos de selección, hasta entornos laborales poco inclusivos. Además, solo un 3% del capital de riesgo invertido en startups en la región va a empresas fundadas por mujeres, lo que frena su crecimiento.
El informe también subraya el impacto positivo de la diversidad: las organizaciones con mayor presencia femenina en sus equipos tecnológicos no solo innovan más, sino que también alcanzan mejores resultados financieros —hasta un 25% más rentables que aquellas con menor diversidad—.
Iniciativas en países como México y Brasil muestran que las políticas activas de inclusión, como becas, mentorías y formación especializada, sí generan cambios tangibles: en algunos casos, la contratación de mujeres en tecnología ha crecido hasta un 15%.
El llamado es claro: para cerrar la brecha, es necesario que gobiernos, empresas y organizaciones impulsen acciones concretas que fomenten la equidad de género, promuevan el liderazgo femenino y eliminen barreras estructurales dentro del ecosistema digital.